Como sabemos bien a cierta edad surgen dudas e incertidumbres con un verdadero cambio y maneras de ver las cosas
Con 40, 50 o 60 años ya tenemos una mochila llena de cosas… muchas muy pesadas, que a ni siquiera sabemos muy bien por qué las cargamos.
La llamada crisis de los 40 nos toca a todos.
En algunos casos, al llegar a esa edad mucha gente decide dar un vuelco completo a su vida. En otros, el mundo exterior decide. Hay quien decide cambiar de carrera y a quien le invitan a hacerlo; Lo cierto es, que de este momento no se salva nadie.
No nos salvamos, pero hay quien mira para atrás y se siente satisfecho con lo que logró, por lo que espera que las cosas se re-acomoden solas; hay quienes miran para atrás y ven que lo que lograron y lo que soñaron es bastante diferente y que le gustaría re-acomodar, re-diseñar su realidad para mejorarla y hay quienes no paran a pensar y creen que la crisis es debido a las circunstancias y que con volver a empezar estará todo bien.
Re-diseñar nuestra vida es posible y es la gran oportunidad que nos brinda la década de los 40. Para hacerlo se requiere una gran dosis de reflexión, análisis, decisión (cómo queremos que sea nuestra siguiente etapa en la vida) y acción. Sólo la acción produce resultados.
Aunque parezca una obviedad, creo que es importantísimo parar y pensar qué es lo que uno realmente quiere y qué te hace feliz en esta vida. En el mundo de la empresa, tan orientado al éxito y consecución de objetivos, donde no es aceptable caer por debajo de lo pactado, los objetivos a principio de año están claramente establecidos.
En nuestra vida, generalmente no es así. No paramos a reflexionar qué es lo que realmente queremos, qué nos mueve del sillón, qué nos toca el corazón, qué nos hace sonreír, qué hace que nuestros ojos brillen, qué nos hace sentir bien.
Así como una vez al año en las empresas hay una reuniones de estrategia y planificación, en nuestra vida difícilmente encontremos 30 minutos en los 365 días para pensar en lo que de verdad queremos..